Qué ver en Bembibre

Han pasado muchos años desde que Bembibre, capital del Bierzo Alto, dejara de ser un pequeño pueblo para convertirse en una población donde conviven una pluridad de culturas diferentes y aunque en esencia continua siendo el mismo, ya ha perdido muchas de sus costumbres que solamente permanecen en la memoria de los mayores.

La mayor parte de los Bercianos conocen este precioso templo, situado a las afueras de Bembibre, y que encierra un antiguo Cristo, de gran devoción en todo el arciprestazgo del Boeza, que tiene además, la particularidad de salir de su sacra ermita cada siete años. Esto es, lo que a grandes rasgos nos han enseñado sobre tan admirado eremitorio. Ante lo cual voy a intentar robar al pasado el lado oculto de la historia del santuario. Tarea, en buen parte difícil, ya que la casi totalidad del legado documental de este templo pereció vítima de las llamas, en sucesivos incendios que van desde el siglo XVI al XX.

Su situación privilegiada, al borde de la Vía Nova y el estar administrado por una hermandad de disciplinantes , es quizás lo que le hizo surgir como simple humilladero, de la decimo cuarta centuria, época de la peste negra y que, sin duda se asentó sobre un templo anterior, romano, o tal vez visigodo, ya que en la última restauración apareciron algunos fragmentos de tégula. Lo verdaderamente cierto es que en el siglo XV ya consta de forma escrita y, ya por entonces comienzan a afluir las donaciones de los fieles. El edificio, en este siglo será una sencilla ermita de planta rectangular, con cubierta a dos aguas y un arco de medio punto, que enmarca la entrada, coronada por una pequeña españada con su campana. Contando en su interior con un altar para el culto a la imagen titular de Jesús Nazareno. El castillo de Bembibre domina la pequeña villa de este nombre en una colina de suave acceso y pequeña altura y situada a la cabecera de una cuenca amenísima que lleva su nombre, más que otra cosa, parece un puesto elegido para descanso de las marciales fatigas.