Como otros pueblos de La Palma contó Puntagorda, desde los primeros años de la conquista,
con alcalde pedáneo y alguacil.
Tuvo, igualmente, su pósito de granos, fundado con las mismas finalidades sociales con que se crearon los demás en la isla.
En cuanto a su parroquia, poco se sabe sobre su origen y fundación; el fuego devoró el archivo parroquial en un incendio acaecido, a finales de agosto de 1811, en la casa rectoral.
Sin embargo, basándonos en que su templo fue el sexto beneficio que se creó en 1660, por real cédula de Felipe IV, después de los tres de la capital y los de Puntallana y San Andrés, podemos deducir que fue uno de los primeros edificados en la isla. Confirma esta hipótesis el hecho de que el obispo Alzólaras, en 1571, manifiesta "por vista de ojos" que había en Puntagorda una iglesia bautismal, bajo la advocación de San Amaro.
En torno a este núcleo inicial fue desarrollándose la población, aunque la construcción de la carretera fue corriendo la antigua municipalidad de la zona del Pinar. Una municipalidad que adquirió Puntagorda en virtud de la Constitución del Estado de 1812, separándose del Cabildo de la ciudad.
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