El San Pedro musulmán fue una alquería donde abrevar para seguir camino. Luego vendría la independencia de Alcaraz, hasta tiempos más o menos recientes. En la actualidad, es un pueblo que ofrece los mejores caracoles a la plancha del mundo y, a la entrada, una chopera de inmejorables sombras.
Aquí comienzan las primeras ondulaciones de la sierra si se viene desde Albacete. San Pedro tuvo una vega de cierta frondosidad, regada por el río de la Quéjola, que viene de donde se halló la famosa estatuilla de bronce, un timaterio de irreprochables proporciones. En su término sigue volando la perdiz y dando saltos la liebre.