Qué ver en Tolosa

El casco viejo de Tolosa resulta bastante fácil de recorrer debido a su trazado medieval a la orilla de una curva del río Oria. En él se concentran la mayor parte de edificios interesantes, como la parroquia de Santa María, mezcla de estilos que van del gótico al barroco, y su ábside da al río. Al igual que el antiguo molino, el palacio barroco de Aramburu, en la plaza de Mikel Aramburu, el renacentista de Idiakez, junto al puente de Navarra y frente al Tinglado, nombre que recibe el característico edificio, abierto a la calle Solana, la puerta de Castilla o de Laskoain, de estilo neoclásico, que da paso a la plaza de los fueros. Al otro lado del río, en la calle de Santa Klara, se encuentra el convento que lleva el mismo nombre, del siglo XVII y con una iglesia del XVIII.

Del puente de Navarra podemos ir al de Arremele por la carretera que bordea el Oria, frente al casco viejo, o atravesando la calle Agintari, la Calle Mayor o Kale Nagusia, o la calle Korreo. Cerca de la confluencia de éstas, se entra en la Plaza Berria donde se encuentran el mercado y el antiguo palacio de la Diputación, de 1702. Resulta interesante la visita al Museo de Confiteria J. M. Gorrotxategui, próximo a la confiteria del mismo nombre, en el número 3 de la calle Lechuga. El convento e iglesia de San Francisco, de los siglos XVI al XVIII, queda cerca de la puerta de Castilla, al comienzo del paseo de San Francisco, poco antes del frontón Beotibar y del edificio del Archivo General de Guipuzcoa. Si tomamos la estrecha carretera que bordea la falda del monte Uzturre, ascenderemos hasta la ermita de la Virgen de Izaskun, consiguiendo así una espectacular vista de Tolosa y del valle del Oria.

Las fiestas patronales son las de San Juan, pero las más conocidas, por no haber sufrido interrupción en el tiempo, son los carnavales. También hay que destacar otras festividades que han arraigado en la zona como: el Certamen Internacional de Masas Corales, las Jornadas de Micología y el Festival Internacional de Marionetas. Tolosa ha sido tradicionalmente sede de ferias y mercados. Los sábados y los lunes son los días dedicados a las compras de productos de la tierra y alos tratos de ganaderos y agricultores. En el ámbito deportivo, el frontón Beotibar es un auténtico santuario de pelota vasca.