Qué ver en Villanañe

Esta zona es una de las más deprimidas de Alava la rica provincia e incluso cuenta con algunos despoblados, cosa insólita en el País Vasco. Algunos de sus habitantes la llaman "La Siberia alavesa". En el censo de 1910 Villanañe tenía 306 habitantes. Por los años cuarenta había descendido a 258. Ahora tiene muchos menos. Situada a la orilla del río Omecillo, en terreno llano, produce cereales y hortalizas. La memoria oral dice que en este lugar se construyó, a finales del siglo VII "una torre que, según la tradición, fue habitada por don Pelayo hasta que fue llamado a reinar en Asturias".

En esta villa no solamente se encuentra una de las Casas-Torre mejor conservadas de Álava sino también la única habitada por los descendientes de quienes la levantaron: Los Varona. Declarada Monumento en 1984 y restaurada en 1996 por la Diputación Foral de Álava, esta Torre forma parte de un conjunto edificatorio integrado por palacio, muralla y torre. La torre, de mampostería son sillares en sus ángulos, se cubre con un tejado a cuatro aguas apeado en cuatro garitones prismáticos en sus ángulos y apoyado cada uno de ellos sobre modillones pútreos. Su altura es de planta baja y tres pisos. Se fecha su construcción a finales del siglo XIV o primera mitad del XV. El palacio tiene dos plantas y envuelve a la torre por el Norte y Oeste. Se remataba en almenas, hoy cegadas.

Es un privilegio poder visitar la recién restaurada fortaleza de los Varona. Como en tantos otros casos la restauración ha quitado algo de encanto al edificio, aparte de algunos detalles discutibles que sería largo enumerar. El archivo de los Varona, que deberá regresar a la casa una vez completado su catalogación en Vitoria, dotará de un atractivo enorme a este palacio que en su día, será sin duda un foco de atracción para toda la comarca. En el atrio de entrada apreciamos un curioso dibujo en forma de rosetón realizado con cantos rodados y que tiene el mismo diámetro que la campana mayor de la catedral de Toledo, mientras que el grosor del círculo exterior es también el mismo que el de la citada campana. Se ignora quien mandó hacerlo ni el motivo por el que quiso reproducir las magnitudes de la campana toledana.

El cercano jardín ha desaparecido y el propio monumento/fuente de los Varona, donde figuran sus armas, ha sido limpiado hasta el punto de que parece de reciente factura. Se ha perdido el frondoso jardín de antaño y la fuente de un efecto mucho más evocador. Hay que tener en cuenta los numerosos detalles que configuran el encanto del lugar.