Totalmente recomendable. Amplia, bien equipada e inmejorablemente situada cerca de Daroca y Calatayud y en un pueblo que merece la pena visitar, Murero, aunque solo sea por almorzar el el bar de Flori.
Los dueños, Ricardo y Noemí, súper amables y flexibles en la hora de entrada y salida, cosa que es muy de agradecer cuando vas con niños y con gente de diferentes lugares.
Volveremos y lo recomendaremos a todo aquél que quiera conocer una zona preciosa y alojarse en una casa con todas las comodidades en un pueblo hospitalario y acogedor.
Los dueños, Ricardo y Noemí, súper amables y flexibles en la hora de entrada y salida, cosa que es muy de agradecer cuando vas con niños y con gente de diferentes lugares.
Volveremos y lo recomendaremos a todo aquél que quiera conocer una zona preciosa y alojarse en una casa con todas las comodidades en un pueblo hospitalario y acogedor.