Cuatro días han sido insuficientes para saciarnos de todo lo que ofrece esta villa. Fuimos mi chico y yo con los dos perros, y hemos disfrutado como niños. La casa tiene todo lo que puedes necesitar, y además pequeños lujos que no sueles encontrar en una vivienda de alquiler (cama elástica, bicicletas, consolas, una tele enorme,...) Los dueños muy agradables y flexibles con la hora de entrada y salida. Por poner alguna pega, la parte trasera de la finca era una explanada de hierbas altas, por lo que sólo accedían lo perros para correr entre ellas, y la barbacoa de obra tenia el pequeño fallo de que no expulsaba bien el humo hacia arriba lo que resultaba algo incómodo, aunque eso no fue impedimento para disfrutar de ella. En definitiva, nos marchamos llenos de la paz que te inunda cuando estas allí, y llenos de recuerdos imborrables. Esperamos volver pronto. Muchas gracias Alfonso y Enrique.