Iglesias y Palacios

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En la misma calle están el Palacio del Marqués de Villena y, al final, el del Conde de Gondomar, llamado Casa del Sol, notables muestras renacentistas. Cierra la plaza de San Pablo el Palacio de los Pimentel, donde nació Felipe II en 1527, con ventana plateresca de ángulo de estilo Siloé, y el Palacio Real, en el que Felipe III residió cuando trasladó a Valladolid la Corte, entre 1601 y 1606; es obra renacentista, sede de la Capitanía General desde 1876. En la calle Fray Luis de Granada se visita la casa donde nació, en 1817, José Zorrilla, convertida en pequeño museo con manuscritos y recuerdos del poeta. La cercana iglesia de San Martín, con torre románica, posee un gran retablo barroco y una Piedad de Gregorio Fernández.
Entre la plaza de Santa Brígida y la Plaza Mayor se encuentra la de Fabio Nelli, configurada por cuatro notables edificios:el Palacio de Fabio Nelli y el de los Marqueses de Valverde, la iglesia de San Miguel y el convento de la Concepción. En el Palacio de Fabio Nelli está el Museo Arqueológico Provincial, con importantes fondos prehistóricos (vacceos, iberos), romanos (mosaicos de la Villa del Prado y estatuas), frescos y pinturas del XIII al XV, mobiliario español y otros objetos. La iglesia de San Miguel, del siglo XVI, renacentista, atribuida a Juan Nates, reúne numerosos tesoros: un hermoso retablo clasicista de Adrián Alvarez, con tallas de Gregorio Fernández, autor también del San Rafael y San Gabriel del presbiterio, del San Ignacio y San Francisco Javier de los retablos latrales y del relieve de la Anunciación; destaca el sepulcro de los Pérez Vivero, por Francisco de Praves, con excelentes estatuas orantes de claro influjo de Pompeyo Leoni: una rica colección de pintura, y una bella sacristía barroca. La cercana casa de Berruguete nos aproxima ya a la iglesia y Monasterio de San Benito, el más importante de los monasterios benedictinos de España, que ejerció gran influencia en la ciudad. El XVI fue su siglo de oro, pero se fundó en el XIV por Juan I. El pórtico de la iglesia, proyectado por Gil de Hontañón, impresiona por su aspecto de fortaleza; el interior, gótico, albergaba la obra maestra de Berruguete; el retablo mayor y la considerada mejor sillería plateresca, atribuida a Andrés de Nájera, actualmente en el Museo Nacional de Escultura, pero conserva la gran reja renacentista. La ampliación del Monasterio y la fachada la realizó Juan del Ribero Rada en el más puro estilo herreriano, que da nombre al logrado patio procesional. Junto al palacio de los Condes de Benavente, el convento de Santa Catalina encabeza la zona conventual, donde están los de San Agustín, Santa Isabel, la Trinidad y San Quirce y el de Santa Teresa (cartas y manuscritos en la clausura), con innumerables obras artísticas.

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