Qué ver en Alcala De Guadaira

Alcalá de Guadaíra, referencia imprescindible en la campiña sevillana, goza de una posición privilegiada, encontrándose a tan solo 14 kilómetros de Sevilla. Se localiza en la bella comarca de los Alcores, a orillas del Guadaíra, enmarcándose en el maravilloso paisaje de los pinares de Oromana.

Alcalá de Guadaíra es una población con una historia muy antigua. Recostada sobre la ladera de su castillo, remonta sus orígenes, probablemente, a la época turdetana.

Parece ser que en la época anterior, en la Prehistoria, el asentamiento de la población no era exactamente el actual. Es en los extensos terrenos de Gandul, donde las excavaciones realizadas están sacando a la luz unos importantes yacimientos que podrían pertenecer al periodo Calcolítico, siendo de destacar la Necrópolis Dolménica de El Gandul, declarada como zona arqueológica.

Desde la Antigüedad, empezamos a tener referencias más claras sobre este asentamiento. Pero no cabe duda que es en el periodo musulmán cuando Alcalá adquiere un desarrollo y una importancia estratégica: Incluso su nombre actual se lo debemos a los árabes, que la denominaban QALAT CHABIR.

La cultura árabe era por aquella época muy superior a la castellana en arte, filosofía, ciencia y sobre todo en el modo de vida.

De esta época quedan los dos elementos más importantes de Alcalá: su Castillo, pieza clave para la conquista de Sevilla, y sus Molinos de Harina situados en la ribera del río, que proporcionan a la ciudad, además de una floreciente industria panadera de la que hoy vive orgullosa, una fisonomía peculiar.

Fernando III el Santo fue quien conquistó Alcalá en 1244 pocos días después de la festividad de San Mateo; es por esto por lo que se ha reconocido como su Patrón.

En 1523, en el repartimiento de Alfonso X el Sabio, se cedió esta villa a la ciudad de Sevilla.

En la Edad Media la población vive en los alrededores del Castillo. Aquí tuvo lugar una famosa batalla entre las huestes de los Ponce de León y los Guzmanes en 1477.

Las aguas eran conducidas desde épocas musulmanas hasta Sevilla y su acueducto partía del manantial de Santa Lucía.

La Edad Moderna se caracteriza por la pujanza de sus ingenios harineros y la expansión de la villa por el sector que en parte hoy ocupa. Ya no hacía falta defenderse con murallas y Alcalá iba creciendo por los Alcores que circundan su gran Castillo.

Lazos de unión entre las dos orillas del Guadaíra fue su puente, que en la Edad Media era de barcas unidas entre sí para posteriormente labrarlo en piedra por orden del rey Carlos III.

Junto al río se construyó el bellísimo monasterio de San Francisco donde venían a pasar sus últimos días frailes misioneros que regresaban de las Indias y allí contemplar los bellísimos atardeceres de Oromana.

En el siglo XIX el ferrocarril asoma a la puerta de Alcalá para mejor comunicación con Sevilla.

Asimismo, es relevante la historia industrial de la ciudad destacando la importancia de su panadería y la aceituna. Hoy día la hemos de resaltar por ser uno de los enclaves industriales más florecientes de la provincia de Sevilla.