Palacio de los Castros

Palacio de los Castros

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La arquitectura civil de Ciudad Rodrigo, de finales del siglo XV y del XVI, toda ella de gran calidad y sujeta a los cánones y estilos de la época, fue superior a la religiosa como se puede apreciar en los innumerables edificios, palacios y casonas que aún se conservan, a pesar de los avatares del tiempo, desidia y manía destructora, cuando no de las guerras; como muy bien dice Hernández Vegas.
Continúa diciendo que casi todas las casas antiguas o palacios, admiración de propios y extraños, las cuales dan a nuestra ciudad esa pátina de señorío, cuando no de nobleza e hidalguía, conservan el reminiscente arrabáa árabe, marco que encuadra puertas y ventanas, y el arco, generalmente de medio punto o adintelado, formado por grandes dovelas.
Dice también Hernández Vegas que estas construcciones civiles se reducían a tres tipos, que a la vez pueden servirnos de guía para señalar tres épocas; las de sus respectivas construcciones. Perteneciendo a la primera, las casas y palacios que conservan elementos góticos, a la segunda los edificios renacentistas o puramente platerescos, y a la tercera aquellos conocidos por neoclásicos, donde predomina la austeridad castellana y también llamados herrerianos.
El palacio que hoy nos ocupa corresponde a la segunda época, conocido por el de Barrientos o los Castro, y popularmente por el del Conde de Montarco, bellísimo hasta la admiración, conservando íntegra su fachada, aunque sin las torres que debieron adornar, en principio, su fachada y de las que hablaremos más adelante. Salvo algunos detalles góticos ornamentales, es del más puro plateresco, especialmente su soberbia portada, flanqueada de columnas salomónicas sobre las que descansan dos bellísimos leones, maravillosamente esculpidos, como dando guarda a un ventanal primorosa y delicadamente ornamentado.

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