Qué ver en Allariz

A unos veinte kilómetros al sur de la ciudad de Orense se encuentra la población de Allariz, a orillas del Arnoia. La frondosa vegetación se refleja en sus aguas que, apacibles, bañan la población con absoluto respeto; cual si fuera un mágico espejo que incita a la reflexión apacible, serena y trascendente. Sus cuidados parques alfombrados de hierba verde, y sus calles con los balcones engalanados de flores llenas de color y frescura, muestran la misma pulcritud que las vírgenes inmaculadas. Todo el conjunto invita a un paseo relajado; y el visitante, arropado por la tranquilidad y el silencio, acaba perdiendo la noción del tiempo que parece haberse detenido entre el pasado y el presente.

Su perfecta organización turística, su riqueza arquitectónica y sus gentes hospitalarias y amables, contribuyen, sin duda, al engrandecimiento de esta pequeña villa tan importante en la historia de Galicia e incluso de España.

Su origen se pierde en la leyenda y gana protagonismo en el siglo XI, aun cuando su verdadero esplendor lo alcanza alrededor del siglo XII, del que datan muchas de sus construcciones. Según se cuenta, Doña Urraca se hospedó en un castillo del que, desgraciadamente, sólo queda el recuerdo, pues un antiguo regidor, apodado «El Pipí» por la extraña apariencia de su físico coronado por la calvicie, lo destruyó para empedrar las calles con sus históricas piedras. Sin embargo, en la actualidad, el esfuerzo de todos sus habitantes por conservar su riqueza patrimonial les ha valido un merecido reconocimiento general. Allariz bien vale una detenida visita; mucho mejor que el Caribe, menos estresante, más refrescante y, sobre todo, más cultural.