Esta ermita y santuario se encuentra a las afueras del pueblo, en el ámbito rural de Totana. El origen de la construcción se remonta a la segunda mitad del siglo XIII, apareciendo ya documentada en papeles del XIV. Comenzó a levantarse en el año 1574, gracias al dinero que fueron donando los fieles.
De grandes dimensiones, sus 200 metros cuadrados son el escenario de más de cuatro decenas de escenas representando el martirio que sufrió Santa Eulalia, así como imágenes de la muerte y resurrección de Cristo. Destacar también del interior, el gran retablo barroco, uno de los motivos por los que la ermita está considerada una de las joyas más importantes de la región murciana.
Las paredes de la ermita también son especialmente interesantes por la riqueza de sus pinturas. En ellas aparecen imágenes de los milagros obrados por Santa Eulalia, así como representaciones de los franciscanos.
La santa a la que está dedicada la ermita, fue proclamada como tal en el año 1644 por el Papa Urbano VIII.
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