Se construyó sobre un antiguo monasterio de Santa María de Cluniaco. En el S. XVI, don Pedro de Toledo, virrey de Nápoles, consigue la transformación en colegiata. El nuevo edificio, que comenzó en el S. XVI, no se acabaría hasta el S. XVIII, sufriendo algunas modificaciones en el plan original. El templo tiene planta de salón con dos capillas laterales, de tres naves y tres tramos.
En su interior destaca el retablo de la capilla de la Trinidad ( S. XVI), y el retablo de la capilla de la Virgen del Rosario (hacia el 1648).
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