San Tirso se comenzó con aparejo de cantería, articulando su ábside mayor con columnas adosadas. Inmediatamente la piedra dio paso al ladrillo. Los tres ábsides se hicieron en mudéjar y las columnas de la cabecera se convirtieron en pilastras de ladrillo. Sobre el crucero se elevó una torre de gran altura y aire de macicez.
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