Corduente

Qué ver en Corduente

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Foto: fotochicho

Centrando la fértil vega del río Gallo, antes de que dicho curso de agua penetre en las profundidades de la Hoz, se nos presenta el enclave de Corduente como una imagen ideal de población en llano, rodeada de feraces huertas, densas arboledas, algunos campos de cereal, y un sinfín de montañas y alturas cubiertas de pinares. Este lugar se pobló en el siglo XII, al compás de la repoblación del Señorío por sus señores los Lara. Fue siempre concejo comunal. En el siglo XVII, año de 1640, creó el Estado una fábrica de armas en sus alrededores, fundiendo en ella balas y bombas, con el fin de abastecer a los ejércitos que se dirigían a la campaña de Cataluña por esos años. El año 1642, el rey Felipe IV visitó esa fábrica y el término de Corduente, saboreando y ponderando mucho las truchas del río Gallo, hasta el punto de que mientras duró la guerra contra Cataluña, y lejos el rey ya de Molina, siempre pedía que el pescado de río fueran truchas del Gallo.

La iglesia parroquial preside la plaza mayor, y se llega a ella por unas escalinatas de sillería. Muestra su portada orientada al sur, consistente en un arco de medio punto, sin datos especiales de tipo artístico, y una espadaña sobre el muro de poniente, de remate horizontal. En el interior tampoco hay nada reseñable de tipo artístico. En los alrededores de Corduente se encuentra el enclave de Santiuste, que muestra un interesante castillo, hoy salvado de la ruina por una cuidada restauración de sus propietarios. Perteneció desde la repoblación como lugar al Común de Molina, pero en 1410 lo adquirió por compra, en señorío, D. Juan Ruíz de Molina o de los Quemadales, el ?caballero viejo?, quien en 1434 consiguió un privilegio del Rey Juan II por el que obtenía la facultad de edificar ?una Casafuerte con quatro torres enderredor, así de piedra como de tapia tan alta como quisiéramos, con almenas a petril, e saeteras e barreras? para de ese modo colaborar en la defensa contra Aragón. Efectivamente, Ruíz de Molina levantó su castillo, de planta cuadrada, con un recinto exterior circuido de desaparecidos muros y torreones esquineros, y un recinto interno o casa-fuerte propiamente dicha, que es lo que hoy subsiste, con cuatro torres en las esquinas, y una puerta orientada a levante formada por un arco de medio punto de gran dovelaje, y sobre ella el escudo de los Ruíz de Molina. Este castillo pasó luego al mayorazgo familiar, del que más tarde se constituyó en marquesado de Embid. También en término de Corduente deben mencionarse los restos escuetos, y ya ruinosos, del caserío de Cañizares, en la orilla derecha del río Gallo. La tradición dice que tal enclave fue de los Caballeros Templarios (cosa harto improbable) y luego pasó a propiedad del Cabildo eclesiástico de Molina. Hoy quedan sólo las ruinas de su humilde iglesia. Otro caserío del término es Castellote con ya escasos restos de antigua habitación, rémora de lo nutrido y poblado que estuvo el valle del Gallo en este tramo durante los siglos del Medievo...

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