Capilla Real

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La Capilla Real es el mausoleo de los Reyes Católicos y de su hija y yerno, pero querían que fuese también el sepulcro de todos sus descendientes. Algunos miembros más de la familia real fueron enterrados aquí, pero su nieto Felipe II prefirió llevar sus restos al definitivo Panteón de los Reyes que creó en su Monasterio de San Lorenzo del Escorial.


Es la última gran iglesia gótica que se construyó en España. Los Reyes eran de mentalidad medieval, y rechazaron las nuevas ideas que venían entonces desde Italia. Por ello, la Capilla Real, construída en pleno Renacimiento, no es más que un anacronismo, desde un punto de vista arquitectónico. ¿Pero cómo resistir al encanto alegre de sus flechas flamígeras y sus delicadas "cortinas" de piedra, que parecen tomar vuelo en el brillante cielo andaluz?

Sin embargo, la Capilla Real tiene un retoño renacentista - la sala comercial, antecesor de la moderna "bolsa de valores", donde se reunían los comerciantes y financieros de Granada. Esta Lonja de Mercaderes fue construída por un rico genovés, y decorada por él en el estilo italiano, con columnas salomónicas y arcos de medio punto.

Los turistas entran por la vieja Lonja, pero la puerta oficial de la Capilla se abre a la hora de la misa matinal, cuando el templo sólo admite a los que vienen a rezar. Esta puerta fue construída posterioremente, para reemplazar la entrada original, mucho más bella, cuando se construyó la nueva Catedral contra el muro Oeste de la Capilla.

De la misma forma que en las iglesias del Albaicin, existe una huella de la antigua mezquita que se levantaba aquí. El pozo o aljibe fue reconstruído por los cristianos, pero su sóla presencia nos dice que el espacio rectangular que, curiosamente, separa la Lonja de la Sacristía fue, en la época musulmana, nada menos que el patio de las abluciones de la Gran Mezquita de la ciudad.

La gran reja de hierro forjado que separa el altar y las tumbas es la obra de un herrero de Jaén. Muchas iglesias del siglo XVI fueron dotadas de estas can celas divisorias, pero pocas se comparan en elegancia con la de la Capilla Real.

Esta magnífica puerta gótica antes conectaba la Capilla a la antigua Catedral, que ocupaba el edificio musulmán. Cuando se construyó la Catedral actual, la ex-mezquita fue reemplazada con una iglesia parroquial, El Sagrario. Hoy esta puerta está siempre cerrada, y los visitantes apenas notan su existencia, cuando se dirigen hacía el mausoleo.

Las esculturas yacentes de Isabel y Fernando fueron talladas en Italia, muchos años después de sus muertes. En el fondo están las de su hija Juana y su marido flamenco, Felipe.

Abajo, en la cripta, se ven sus cuatro ataúdes, y el de un niño (a la derecha). Es del Príncipe Miguel, aquél que, de haber vivido, hubiese impedido que el trono se ocupara por un extranjero.

El "extranjero" era Carlos V, nieto también de los Reyes pero criado en Flandes. Un vivo retrato tallado en madera se encuentra cerca de las tumbas, junto con el de su esposa, Isabel de Portugal. La pareja recién casada pasó el año de 1526 en Granada, acompañada de un séquito brillante de filósofos, pintores y poetas.

El inmenso retablo de madera pintada es célebre por sus cuatro paneles que representan la conquista de Granada, a cada lado del altar. En éste, vemos la conversión forzada de los mudéjares de Granada, que a partir de aquel año de 1501 pasaron a llamarse moriscos.

La Sacristía conserva una pequeña parte del legado de Isabel, compuesta de obras maestras de la escuela de pintura flamenca, y espadas, coronas y otros objetos que acompañaron los Reyes cuando tomaron posesión de la ciudad.

Quizás la más valioso de estos tesoros es el espejo de la Reina, que le acompañó en sus campañas militares. ¡La reducida dimensión del cristal parece asegurarnos de que Isabel no se dejaba tentar por los placeres de la vanidad!

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