Qué ver en Rabos
Como ocurre en toda la comarca del Alto Ampurdán, en Rabós es frecuente encontrarse con dólmenes, restos megalíticos de otras eras que han permanecido en la zona impunes al paso del tiempo. El término municipal, con más de 45 kilómetros cuadrados, lo convierte en uno de los más grandes de la comarca, pero tan sólo está habitado por 180 habitantes.
Su terreno está accidentado, sobre todo por su cercanía a los Pirineos. Esto ha provocado que sea una tierra rica que permita cultivar todo tipo de plantaciones. Por eso precisamente sus habitantes se han dedicado fundamentalmente a la agricultura, destacando sobre todo las viñas. Pero una paga de filoxera en 1860 acabó con muchas de ellas provocando que sus habitantes emigraran a otros municipios cercanos en búsqueda de oportunidades de trabajo.
Por eso ahora el ayuntamiento ha tenido que adaptarse a las necesidades de los viajeros y en los últimos años se está haciendo un gran esfuerzo para llamar la atención de aquellos turistas que vayan buscando opciones de ocio para una escapada a la naturaleza.
Otros lugares de interés son las iglesias que se reparten por todo el municipio. Una de ellas es la Iglesia Parroquial de San Julián, construida en 1313, o la de Santa María de Colera, perteneciente al silgo XII.
