El caserío tapiza de volúmenes blancos y rojos las faldas de los cerros del Molino de Viento y del Almendro, mientras a los pies serpentea el arroyo Tapón, que fertiliza una veguilla ajedrezada de verdes huertecillos, El dédalo de quebradas callejas se arremolina en torno a la blanca mole de la parroquia, mientras que el broncíneo tañido de sus campanas resuena con eco limpio en cerrejones y vaguadas.
El origen de la población está vinculado al culto de la Virgen de Villaviciosa, imagen procedente de la villa homónima portuguesa que trajo a estas tierras un pastor lusitano de nombre Hernando hacia finales del siglo XV. La devoción mariana dio lugar a la erección de una ermita, que aglutinó en su entomo, a lo largo de la Edad Moderna, a los habitantes de cortijos circundantes y poblaciones vecinas. A raíz del privilegio de villazgo concedido por Carlos III a la nueva población, ésta dejó de ser aldea de Espiel para convertirse en villa autónoma.
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Los caldos de la comarca vitivinícola de Villaviciosa de Córdoba han obtenido la mención de Vinos de la tierra que concede la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía.
La asociación Sierra Morena cordobesa ha asegurado en un comunicado que gracias a este reconocimiento los más de cien productores de la zona, que engloba los términos municipales de Villaviciosa de Córdoba y Espiel, se beneficiarán por el distintivo de calidad que supone esta mención para sus vinos.
El presidente de la Asociación de Vinos de la Tierra de Villaviciosa de Córdoba, Tomás Prior, ha destacado que la distinción "permitirá comercializar nuestros vinos, de calidad y de características similares a los de Jerez, a mejores precios".
Según las normas de la Junta de Andalucía los vinos acogidos a la denominación de calidad de "Vinos de la Tierra de Villaviciosa de Córdoba" deben proceder de uvas en producción ecológica, integrada o en agricultura tradicional.
Además, las variedades admitidas como aptas son baladí verdejo, moscatel Alejandría, Palomino Fino, Palomino, Pedro Ximénez, Airén, Calagraño, Torrontés y Verdejo.
Los vinos, para su envejecimiento, deberán almacenarse, hasta su envasado final, en barricas de madera de roble americano o de castaño, con capacidad mínima de 250 litros, dejando una sexta parte de aire y sin cerrar en firme. (Información recogida del Diario Córdoba).
Es todo un logro que los caldos de este municipio, tan famosos y apreciados, sean reconocidos con este distintivo, Una vez más mi enhorabuena.