Qué ver en Villafranca De La Sierra

Villafranca de la Sierra es un pequeño pueblo de Ávila que se encuentra en las primeras estribaciones del Macizo de Gredos, en su vertiente norte, a unos 1.111 metros de altitud sobre el nivel del mar. Cuenta con una antigua historia que parte del mandato de Alfonso VI de León de poblar "las navas de Ávila" con el fin de crear una punta de lanza que parará la presión musulmana.
Su hija la Reina Doña Urraca y su esposo el Conde Don Raimundo de Borgoña, siguiendo esta política, amurallan Ávila tal como hoy la conocemos. Fórmanse allí unos cuerpos de milicias que defenderían los poblamientos del alfoz abulense. Una de estas milicias, la "Quadrilla" que se asienta en la románica iglesia de San Vicente está capitaneada por ESTEBAN DOMINGO, Alcalde de Ávila, el de los trece roeles en su escudo ganados en la Batalla de Ronda. A este respecto dice el cronista Gonzalo de Ayora: que los treze trae a Ronda en su pendón y seña.

De esta saga de los Domingo hay constancia en el año 1.120 según el monje benito Fray Luis de Ariz, Abad de La Valvanera, y su hijo Blasco Muñoz es conocido como SEÑOR DE VILLAFRANCA. Esteban Domingo Dávila (1.234) es partícipe en la conquista de Jaén y Baeza; su hijo Juan Esteban Dávila acompaña a Alfonso X en su entrada en Tarifa.

Es este Rey, Alfonso X, El Sabio, ( 1.252-1.284) quien el 26 de Abril de 1.294 (1.256) otorga en Soria la Real Merced que confirma "las franquicias" y el nombre de VILLAFRANCA en el cuarto año de su reinado:

"...por los muchos servicios que me fizo Esteban Domingo de Ávila, mio Alcalde, dol y otorgol á Villafranca con todo su termino de somo del Puerto de Corneja, como va a las cabezas del Oragal y dende a la garganta de los Hornos...

...Es estol dó, y le otorgo par asi, y para cuantos vinieren que lo aian libre y quito, para dar, para vender, para facer de ello lo que quisiere..."

Los sucesivos Reyes: Sancho IV, El Bravo, (1.284-1.295) y su hijo, Fernando IV, El Emplazado, (1.295-1.312), bajo la Regencia de su madre, la Reina María de Molina, confirman las concesiones a la Villa. Fernando IV, en Medina del Campo el 26 de Junio de 1.340 (1.302) ratifica una Real Merced de la que entresacamos:

Por facer bien é merced a Esteban Domingo deÁvila, mio Alcalde e mio vasallo por los muchos servicios que fizo a el rey D. Sancho, mio padre que Dios perdone, e a mi, et porque me pidio por merced que yo viere los recabdos que el tenia de Villafranca porque fuese guardado e defendido el su derecho o de sus vasallos, yo tobelo por bien et vi el ordenamiento que D. Esteban Domingo su abuelo fizo de la poblacion de Villafranca, e las casas e los privilegios, que este Esteban Domingo tiene del Rey D. Alfon, mio abuelo é del Rey D. Sancho mio padre, é mios, et falle que non habieron, nin deben haber los reyes dicho orden yo vengo nin yo pechos ningunos nin derechos, nin justicia, nin moneda forera, nin otra cosa ninguna en Villafranca, et si moneda yo y habia, o debia haber quitola, et dola al dicho Esteban Domingo para siempre jamas...

Enrique II, El de Las Mercedes, (1.369-1.379), confirmaría a Gonzalo González Dávila los Señoríos de Villafranca y Las Navas (1.372).

El Señor de Villafranca Pedro Dávila y Bracamonte es creado en 1.475 I Conde del Risco, y el tercero de este título, Pedro Dávila y Zúñiga, ve elevado su Señorío de Las Navas de Pinares a Marquesado por el emperador Carlos V, del que fue Contador Mayor y Embajador. A finales del siglo XVII los títulos de los Dávila pasan a la Casa de Benavides en los Condes y luego Duques de Santisteban del Puerto. De igual forma, por rama femenina, en el siglo XIX, serían Señores de Villafranca los Fernández de Córdoba de la Casa de Medinaceli.

Villafranca, según el censo de la Corona (Molinie Bertrán) en 1.591 cuenta con un total de 260 vecinos, vecindad que vendría a suponer una población superior a los 1.500 habitantes, pero su apogeo económico se originaría en el siglo XVIII con la industria textil y la molinería.

El Catastro del Marqués de la Ensenada menciona veinte fabricantes de paños, dos batanes, ocho tintes, veinticuatro molinos, tundidores, tejedores, cardadores, cuarenta ruedas de hilar, veinticuatro molinos así como ganadería y pastos, la siembra y la manufactura del lino, las huertas con sus extraordinarias legumbres y exquisita fruta.

Este emporio económico se mantuvo hasta la mitad de este siglo. Las técnicas industriales y los costes económicos han obligado a una dolorosa emigración de gran parte de la población. El repunte de la ganadería vacuna, puesto que Villafranca es una de las cunas de la "raza avileña", junto con la cría equina, mantiene la esperanza de un nuevo renacimiento.

Recuerdo de su historia son sus casas blasonadas, la singularidad de su Plaza Mayor, la Alhóndiga, la Casa del Peso de la Harina, etcétera. La reconstruida ermita de San Antonio trae a la memoria las que fueron de Gracia, de la Pasión, de la Santa Veracruz, San Martín de Serrota, de la Capilla junto al castillo-fortaleza.