Principios del siglo XV. Ermita de fuerte arraigo popular, donde se unen la devoción, tradición y alegría de todos los barraqueños.
Realizada de sillería labrada, de una sola nave, rectangular, a que se accede a través del jardín y puertas rectangulares, dando vista a un altar, dedicado a Nuestra Señora de la Piedad, protectora de nuestros hijos.
Dicha nave se remata con un artesonado, sobre el mismo se construye un tejado, coronado con un sencillo campanario. Este y el artesonado de clara influencia morisca.
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