Apenas a 3 kilómetros de Ribadesella, un concejo que reúne el auténtico encanto asturiano, encontramos la localidad de Ardines. Este bonito pueblo tiene su origen en el Paleolítico, pues la reciente historia de la localidad riosellana ha estado determinada por el descubrimiento en 1968 de asentamientos paleolíticos en el macizo de Ardines en el que encontramos al menos 10 cuevas prehistóricas, destacando la Cuevona de Tito Bustillo.
La Cuevona de Ardines es un agujero excavado en la roca que asombra al visitante por su inmensidad y el tamaño considerable de su sala principal donde el techo alcanza los 40 metros de altura, donde un enorme lucernario alumbra con luz natural la oscuridad de la cueva. El visitante podrá ver alguna de las pinturas rupestres del arte magdaleniense que todavía en fresco se conservan.
En La Moría, uno de sus tres miradores, se encuentra un peculiar paraje geológico, rodeado de eucalipto y con una magnífica panorámica de Ribadesella, la playa de Santa María, la ermita de la Virgen de Guía, la desembocadura del Sella y el faro de Torre. Todo ello rodeado del frondoso y bellísimo paisaje asturiano.
Los amantes del senderismo podrán recorrer la gran diversidad de rutas que pasan por Ardines, en bicicleta, a pie o a caballo.