En Carnota, lugar completamente abierto al océano, comienzan las Rías Baixas. Es tierra generosa y fértil, trabajada durante muchos años por sus habiantes. Así lo atesriguan tantos y tantos hórreos que se ven por los alrededores. Aquí se encuentra el más grande de Galicia.
Integrados en el paisaje, se puede disfrutar del golfo de Finisterre, del Monte Pindo y de los playales de Carnota tendidos entre las puntas de Caldebarcos y Nuestra Señora de los Remedios. A pies del Monte se halla el expléndido arenal de Carnota, de casi seis kilómetros de longitud. En el frente marino una extensa playa se abre en el sector septentrional, formando la Boca del Río, una amplia marisma que se introduce hacia el interior.
En tiempos recientes ha empezado la historia alfarera de Carnota, aunque este hecho no resta belleza a las piezas que aquí se realizan. En este municipio se han refugiado un grupo de personas jóvenes que, con un trabajo constante, concienzudo, innovador y serio, recoge ahora la admiración de los que se acercan hasta allí o de los que visitan los puestos de exposición y venta en ferias de artesanía.
La costa atlántica de Galicia se ha visto iluminada como si de un mar estrellas de tratara. Este fenómeno se produce por unas bacterias con la forma de microalgas que tienen la capacidad de generar luz. Las microalgas se e ...