Una estancia maravillosa. El hotel es puro silencio y tranquilidad, con habitaciones amplias, de gran belleza y cuidadas al detalle. Hacía tiempo que no estaba en un hotel, con gente tan atenta, cortés, amable, en una palabra : encantadora, toda la familia. Eso te dan, un trato familiar. Buena adaptación para minusválidos, ascensor, un restaurante dónde se come muy bien y a muy buen precio. Y una tienda de embutidos y jamones que lleva el padre, con productos de primera calidad y también muy bien de precio. De verdad : un hotel de 10.