Rodrigo, Begoña, Mari Carmen y compañía demuestran tener una sensibilidad muy especial, no solo para tener un alojamiento en un enclave privilegiado (rio con cascada, frutales, mampostería espectacular...), también por su discrección, amabilidad y detalles que ya quisieran hoteles de cadenas a más de 500€ la noche. Nuestra estancia con Lucas un torrente de sorpresas agradables. Vale la pena, aunque sea solo para un fin de semana, cinco o séis horas de viaje...el desayuno os repondrá. Sólo una pega que van a resolver: se echa de menos un servicio de cafetería por las tardes. No dejéis de visitarles es una verdadera maravilla.