Una casa con mucho encanto. Es muy relajante sentarte en las mesitas del porche o el césped donde sólo se olle el rumor del rio. Los niños disfrutaron mucho viendo los burritos, las gallinas y en los columpios. No nos dio tiempo a hacer todas las rutas turísticas que nos recomendaron, por tanto tenemos que volver a disfrutar de la naturaleza. Los dueños Miriam y Carlos muy atentos y simpáticos.