Ni las fotos ni los mejores piropos expresarían el verdadero valor de la experiencia que vivimos durante nuestra estancia en el Molino del Gallo. El detallismo y la hospitalidad de Carlos y Miriam y su espectacular molino invitan desde el principio a lo que tenía pinta de ser una estancia especial. Sin embargo, el resultado supero toda espectativa y mi familia y yo pasamos unos días mágios disfrutando de cada uno de sus rincones: La hoguera, el río, los incontable jardines, la terraza, la barbacoa, las rutas del monte y, por supuesto, los adorables burros.
Carlos, Miriam, lo único que puedo de decir es gracias y ya estoy mirando fechas para la próxima vez que nos veamos.
Carlos, Miriam, lo único que puedo de decir es gracias y ya estoy mirando fechas para la próxima vez que nos veamos.