En primer lugar, decir que estaba hasta las narices de que nadie me aceptará por ir con cofre regalo,pero éste Sr,fue nuestra salvación...es un lugar con mucha calidez,el entorno es precioso.No puedes esperar que sea un hotel,tienes que ir con la mente abierta y pensar que estás en una casa rural,que la limpieza no es perfecta,pero es suficiente.El desayuno y la cena,es bastante correcto,no te hinchas,pero tampoco te quedas con hambre y si es así,el dueño, súper atento en todo momento,te ofrece más...hay dos perros super monos,y cariños.Mi habitación daba al río,y se apreciaba lo pura que es la naturaleza.Es un lugar con encanto.Gracias al dueño por ser tan servicial