Nos ha encantado. Nuestra habitación tenía el suelo original de piedra. El hotel está puesto a capricho con todos los detalles para sentirte como en casa, con un mirador tan acogedor, que podrias pasarte horas en él. Las vistas y el entorno no tiene precio. Puerto de Somiedo a 15 minutos, Puerto Leitariegos a 10 minutos, aunque el propio valle donde se encuentra es impresionante. Por supuesto, la amabilidad, y cercanía de sus dueñas, Irene y Sandra, no tiene precio. Gracias por todo. Os merecéis que todo os salga muy bien.