Fue fantástico poder perderse unos días, descubrir el interior desde dentro de uno mismo, ver con sorpresa que tu iPhone solo sirve para hacer fotos, observar que todavía hay estrellas en el firmamento, que están ahí, que no son fugaces, y que casi puedes tocarlas acostado desde tu cama; y sobre todo que sin ir muy lejos, en tu País, también puedes ver muchas cosas.
Estuvimos en Sigüenza, la del Doncel, paseamos junto al Río Dulce con el recuerdo siempre presente del malogrado Félix Rodríguez de la Fuente, y como no dormimos y disfrutamos con el cariño de la gente del Hotel Los Anades, en Abánedes, un lugar perdido en el mapa, y que encontramos para siempre.
Esta ha sido para mí, la escapada perfecta, poder saborear la paz a sorbos cortos, con ese gusto que dan las noches frías cuando el calor aprieta de día, cuando a mitad noche buscas las sábanas y algo más …, todo un premio para los sentidos del cual me gustaría disfrutar y compartir nuevamente sin reservas.
Estuvimos en Sigüenza, la del Doncel, paseamos junto al Río Dulce con el recuerdo siempre presente del malogrado Félix Rodríguez de la Fuente, y como no dormimos y disfrutamos con el cariño de la gente del Hotel Los Anades, en Abánedes, un lugar perdido en el mapa, y que encontramos para siempre.
Esta ha sido para mí, la escapada perfecta, poder saborear la paz a sorbos cortos, con ese gusto que dan las noches frías cuando el calor aprieta de día, cuando a mitad noche buscas las sábanas y algo más …, todo un premio para los sentidos del cual me gustaría disfrutar y compartir nuevamente sin reservas.