Estancia familiar de 3 noches, el hotel muy limpio con típico olor a pueblo, leña, todo muy rústico y decoración muy bonita, la habitación era una suite cama cómoda para descansar las pequeñas no eran tan confortables pero tampoco estaban mal, la escalera algo empinada y la niña de 4 años quería subir y bajar sola, aconsejo con niños no coger habitación con escalera, los dueños un encanto y cercanos, al lado de caballos y vacas que se oían en el silencio de la noche, dan desayunos pero no llegamos a probarlos al costar 6€ personas, nos salía más barato ir al bar que hay cerca