Lo primero: mis disculpas a los maravillosos caseros, Dolores y Manuel, por haber hecho esta valoración tan tarde. Fui con mi pareja a la casa a finales del verano pasado y son muchas las veces que nos hemos acordado de ella. El sitio es único, espectacular. No creo que haya muchas casas que puedan comparársele en vistas y encanto. Por no hablar del impresionante cielo estrellado que te sobrecoge al anochecer. Las instalaciones son muy cómodas, y aunque el trayecto hasta la casa termine con un camino de montaña estrecho y algo tortuoso, todo merece la pena. Además, la acogida por parte de los caseros te hace sentir como si llegaras a casa de un familiar. Super atentos, se ponen a tu disposición para cualquier cosa que necesites. Te ofrecen coger las sabrosísimas uvas de la parra, te explican cómo utilizar cada servicio de la casa, donde ir a hacer senderismo, te cuentan la historia de la casa rural y te hacen cogerles cariño desde el primer momento. Sin duda, volveremos cuando podamos. Gracias por todo, Dolores y Manuel, y sentimos mucho haber roto la cafetera, aunque no nos lo tuvierais en cuenta.