Cortijo Tejoneras Cortijo Tejoneras

Cuenta con siete habitaciones distribuidas de la siguiente manera: tres habitaciones de matrimonio, tres dobles y una cuádruple, todas con baño independiente; cocina con antiguo horno de leña, microondas, batidora, tostador, picadora, exprimidor…; en la salita hay un sofá cama y TV, y en el salón-comedor hay una chimenea.


Las zonas de descanso han sido cuidadas especialmente, edredones nórdicos, duchas con termostato, caudal de agua para duchas simultaneas, calefacción y aire acondicionado en cada estancia… El color blanco inunda la casa en sofás, sillones, toallas, sábanas, hamacas, mantelerías, azulejos… y anuncian limpieza.


Además El Gallinero se ha convertido en una pequeña estancia con baño y cocina propia para dos personas, que se alquila junto con la casa.


Ya en el exterior, en la parte delantera de la casa está el porche. Desde él se contempla un mar de encinas y preciosas puestas de sol. El mobiliario es de hierro, madera y loneta. Junto a la piscina salina de piedra y teselas verdes, se pueden encontrar cómodas hamacas para descansar. Dos barbacoas y un comedor de jardín completan este espacio.


En la parte trasera está el corralón, antiguo patio empedrado, se mantiene el original, vestido de enredaderas y rosales, una pila de granito y una zona de descanso hacen que el tiempo parezca detenido..
Cortijo Tejoneras es una finca agroganadera situada en el Parque Natural de Cardeña-Montoro, en plena dehesa, situada a pie de carretera en la que poder pasear y disfrutar de un hermoso paisaje. Con los servicios propios de tener una localidad cercana, la independencia de hallarse en plena dehesa, en el medio rural y la intimidad de ser ocupada por un solo grupo.

Es una casa de finales del siglo XIX, inscrita en el catálogo de “Cortijos, Haciendas y Lagares” de la Consejería de Obras Públicas. Restaurada en 2011, ha manteniendo la identidad de la vivienda y pensando en la comodidad del visitante.

Cuenta con siete habitaciones distribuidas de la siguiente manera: tres habitaciones de matrimonio, tres dobles y una cuádruple, todas con baño independiente; cocina con antiguo horno de leña, microondas, batidora, tostador, picadora, exprimidor…; en la salita hay un sofá cama y TV, y en el salón-comedor hay una chimenea.

Las zonas de descanso han sido cuidadas especialmente, edredones nórdicos, duchas con termostato, caudal de agua para duchas simultaneas, calefacción y aire acondicionado en cada estancia… El color blanco inunda la casa en sofás, sillones, toallas, sábanas, hamacas, mantelerías, azulejos… y anuncian limpieza.

Además El Gallinero se ha convertido en una pequeña estancia con baño y cocina propia para dos personas, que se alquila junto con la casa.

Ya en el exterior, en la parte delantera de la casa está el porche. Desde él se contempla un mar de encinas y preciosas puestas de sol. El mobiliario es de hierro, madera y loneta. Junto a la piscina salina de piedra y teselas verdes, se pueden encontrar cómodas hamacas para descansar. Dos barbacoas y un comedor de jardín completan este espacio.

En la parte trasera está el corralón, antiguo patio empedrado, se mantiene el original, vestido de enredaderas y rosales, una pila de granito y una zona de descanso hacen que el tiempo parezca detenido.