Muy limpio y cuidado, situado al final del pueblo, por lo que resulta muy tranquilo y silencioso, con vistas preciosas a la cascada. Cuidada decoración, zonas comunes muy confortables y cocina equipadísima. La habitación naranja dispone de una terraza grande, bañera de hidromasaje y dos camas de matrimonio, una en la parte de abajo, por lo que es ideal para viajar con niños. El dueño, Ángel, es súper atento y se portó genial con nosotros. Recomendable 100%.