La casa rural es muy bonita, es acogedora y te ofrece la tranquilidad del campo a solo unos minutos de Madrid. Está muy bien decorada (parece de revista) y súper limpia. Hemos ido 7 adultos y tres niños y hemos estado mejor que en casa. El exterior lo hemos disfrutado muchísimo, hemos hecho barbacoas, tomado el sol, jugado al fútbol, hay muchísimo espacio para que los peques corran sin problemas. Pero sin duda lo que ha marcado la diferencia ha sido Diego, un anfitrión que nos ha hecho sentir muy a gusto. Nos ha dado la privacidad que necesitábamos pero también nos ha mostrado los encantos de la zona, sus castillos, su museo del aceite, sus riquísimos aceites, sus torrijas, bizcochos, su huerto, sus animales y sobre todo su simpatía. El 70 cumpleaños de mi madre no podía haber sido mejor. Sin duda repetiremos.