En realidad nos alojamos en La Bodega del Tío Pablo, perteneciente al mismo dueño y muy cerquita de La Casa del Marqués -donde se servían los desayunos-. Fuimos con mascota y nos vino muy bien poder disponer de un frigorífico (hay una cocina y una sala a disposición de los clientes). Alojamiento muy sencillo pero correcto en el que no echamos nada en falta. Aparcamos frente a la puerta. El colchón comodísimo. A destacar el buen trato de Miguel y su mujer, muy majos y agradables, con los que pudimos charlar en los desayunos -muy completos-. Todo funcionaba bien y estaba muy limpio, nos hicieron la limpieza y cambio de sábanas y artículos de aseo a diario. El pueblo, en un enclave magnífico con su bonito pantano, nos pareció muy completo en cuanto a servicios, comercios y ambiente. Estuvimos muy a gusto allí.