Casa Rural Baños de Vivaque Casa Rural Baños de Vivaque

Hemos estado este fin de año toda la familia. Desde el principio la dueña fue poco simpática. Días antes de entrar a la casa le comenté que en lugar de 16 personas iban a ir 2 niños más de 3 y 5 años y que dormirían con nosotros en un colchón hinchable, a lo que me respondió que los niños de 3 años pagan como en cualquier hotel. El mismo día de la entrada cuando ya íbamos de viaje me escribe diciendo que teníamos que llevar nuestras propias toallas, finalmente su hija nos entregó toallas. Durante nuestra estancia tuvimos que pedir que encendieran la calefacción ya que la apagaron y hacía frío. La planta de abajo que es donde se encuentra la sala de juegos nunca llegaron a encender la calefacción. El tiro de la chimenea debe estar sucio ya que revoca todo el humo y no se puede estar en el salón sin asfixiarte. Llama mucho la atención los numerosos carteles que hay por toda la casa, sobre todo uno con una lista de precios de las cosas que si se te rompen tendrás que pagar, vasos, platos, sillas, ventanas, puertas, etc, desde luego muy amenazante. El mobiliario en general está viejo, algún mueble roto, humedades en los techos, puertas correderas de las duchas de las habitaciones rotas, persianas atrancadas. El camino de acceso a la casa es muy abrupto, son 5 km de baches, si tu coche es bajo sin duda rozará. No hay cobertura móvil en la casa, si quieres llamar tendrás que subir a la montaña que hay enfrente. El lavavajillas que es viejísimo estaba completamente atascado y lo tuvimos que desatascar nosotros ya que lava los platos con agua sucia, por lo que podéis imaginar cómo salen los platos y vasos. Pero lo mejor de todo es que se nos derritió una parte de la bandeja del lavavajillas y nos descontó de la fianza 40 euros, le pedí que por favor nos diera factura de la compra de la citada bandeja ya que su precio era inferior en internet y no volvió a respondernos.

Como los últimos 7 años. hemos pasado allí el fin de año y tanto con los anteriores propietarios como con los nuevos, la experiencia ha sido muy buena. Es cómoda, tranquila, con habitaciones con cuarto de baño individual, una buena chimeneas y una cocina industrial. En este último año, se han hecho algunas mejoras e incluso se han puesto juegos para los niños, una mesa de ping-pong, etc. La única pega, es el camino de acceso que, al ser el lugar de paso de los vehículos todoterreno que trabajan en el olivar, necesita arreglarse y conservarse en buen estado. El trato es muy bueno y lo recomiendo para quien le guste la naturaleza y la tranquilidad.