Estuvimos en Cal Llorencet por Navidad, nos recibieron Joan y Josep Maria y en seguida nos hicieron sentir en 'nuestra casa'; un encanto los dos.
En la casa estuvimos de lujo, las habitaciones de matrimonio son muy amplias y la buhardilla permite una flexibilidad infinita. Las vistas desde el jardín non tienen precio, sobre todo ese cielo estrellado en la tranquilidad del corazón del Priorat.
En la casa estuvimos de lujo, las habitaciones de matrimonio son muy amplias y la buhardilla permite una flexibilidad infinita. Las vistas desde el jardín non tienen precio, sobre todo ese cielo estrellado en la tranquilidad del corazón del Priorat.
Muy recomendable.
Si me leen, un saludo a Josep Maria y Joan XD