Experiencia única, y el caserío, espectacular. Un sitio con mucho encanto, restaurado y manteniendo la esencia de la época. Fuimos con amigos durante el fin de semana, y se quedó corto. Hay muchas actividades para hacer, y cuenta con todo lo que necesitábamos. La dueña del Caserío, Isabel, fue encantadora. Atenta en todo momento y no pudimos estar más a gusto. Desde luego, un sitio al que volveremos si o sí (Seguramente verano y así podemos aprovechar la piscina). ¡Muchas gracias! Nos vemos pronto,