Estuvimos en enero un grupo de amigos y la casa nos pareció una pasada. Cuando llegamos estaba calentita aunque en la calle estábamos a bajo cero, la calefacción la puedes poner a tu gusto, pero además puedes encender la chimenea, porque la dueña deja mucha leña tanto para la barbacoa como para la chimenea del salón. Repetiremos la experiencia en primavera u otoño.