La casa, impecable,tuvimos suerte que teníamos la piscina justo enfrente de la casa,los niños podían jugar sin peligro de tránsito de coches. Comimos un día en el restaurante por probar la olla de matanza,que chorros de sudor pero mereció la pena,buenísima ,y que decir de los buñuelos con chocolate , madremia que cosa más buena. El trato de José excelente,muy atento y servicial, sin duda repetiremos.