La Navela es un sitio estupendo, los dueños geniales, las paellitas y las migas que hizo Jesus estaban deliciosas. Un servicio sin quejas, cogimos la casa para un mes entero y no nos arrepentimos, un entorno relajado, en mitad de la naturaleza donde los niños pueden jugar y disfrutar sin ningún tipo de problemas y los mayores sin miedo de que se perdieran, pues está totalmente vallado. Echare de menos nuestros sábados de mojitos con las risas que nos echábamos (los mojitos los preparaba yo) Volveremos!!!