El paisaje es idílico. Por ello es una pena que la casa no esté a la altura, puesto que requiere de un mantenimiento del que carece. Está muy dejada. La nevera no enfría, algunos enseres de cocina rotos y las persianas no abren. La limpieza brilla por su ausencia. Las camas supletorias son plegatines que se hunden, no aptos para adultos, y tampoco caben en las habitaciones. Hay que tener en cuenta también que el patio y la barbacoa se comparten con otra casa. Por todo ello no recomiendo su estancia.