Una de mis mejores experiencias en casas rurales, por no decir la mejor. Nos hicieron dos días de mucho frío, pero la casa estaba siempre súper calentita con la chimenea, tanto la del salón de abajo como la de la suite. No daban ganas ni de salir a dar una vuelta. Nos gustó mucho la calidad de la casa, se nota en los acabados, la madera, vigas, en la ropa de cama, las toallas, el jacuzzi,(menudo jacuzzi, por cierto) las ventanas….mucho detalle. Hasta barritas de incienso. También venden unos saquitos de lavanda para calentar en el micro que son una maravilla.
Rosana y Roberto (los dueños) nos han tratado muy bien, informándonos en todo momento de lugares que visitar. Hacen un bizcocho para desayunar que es para morirse. Tienen un rollo muy sanote y ecológico. Se agradece su trato y su cercanía. Pudimos llevar a nuestra perrita sin ningún problema. Todo limpísimo y comodísimo.
Rosana y Roberto (los dueños) nos han tratado muy bien, informándonos en todo momento de lugares que visitar. Hacen un bizcocho para desayunar que es para morirse. Tienen un rollo muy sanote y ecológico. Se agradece su trato y su cercanía. Pudimos llevar a nuestra perrita sin ningún problema. Todo limpísimo y comodísimo.