Fuimos un grupo de amigas para desconectar de la ciudad, pasar un finde tranquilo y sobretodo descansar. Nos alojamos en una preciosa casa privada: empedrada (muy rural), impoluta, decorada con mucho gusto, equipada con todo lujo de detalles y muy silenciosa. Excelente el trato que recibimos de los propietarios, fueron encantadores. Destacamos las camas: amplias, limpias y super cómodas, todas dormimos genial, un lujo. El entorno: un pequeño pueblo tranquilo, con buena gastronomía, rodeado de naturaleza y de su magnífico castillo.
¡VOLVEREMOS!!!
¡VOLVEREMOS!!!