Mi pareja y yo nos hemos quedado en una de las casas de Fimbapaire. La casa está alejada del pueblo lo suficiente como para escuchar el silencio más absoluto. Pero su acceso al pueblo es muy sencillo y rápido. Están en un lugar mágico. A un kilometro ves las luces del pueblo y sin embargo mirabas hacia arriba y nuestro alrededor y era oscuridad y cielo estrellado. Por las noches al llegar de un día intenso en playas o caminatas preparábamos la barbacoa fuera. Cubatita, algo de música y charlas..... La ubicación es perfecta para durante el día desplazarte a conocer la isla y por la noche llegar y relajarte totalmente en la casa. Las habitaciones son gigantes acostumbrados como estamos a nuestro piso. La cocina me maravilló con su toque de época.... La casa guarda su estilo de antaño y eso la hace muy especial.
Encima de vez en cuando Pedro, su propietario, llegaba con higos, queso... Nos sentimos muy a gusto. Mejor que en mi propia casa.
Repetiremos seguro.
Encima de vez en cuando Pedro, su propietario, llegaba con higos, queso... Nos sentimos muy a gusto. Mejor que en mi propia casa.
Repetiremos seguro.