Una casita preciosa, que conserva la estructura original pero adaptada a las necesidades y comodidades de la vida actual. Se agradece el wifi y la chimenea sobre todo. Pasamos 3 dias maravillosos tranquilitos y relajados. El entorno es precioso y recomendamos explorarlo.
Un trato perfecto por parte de la propietaria, nos resolvio cualquier duda que teniamos y nos explico muy bien todos los detalles para poder disfrutar de nuestra estancia.
Perfecta para escapadas de pareja para olvidarse del mundanal ruido y disfrutar el uno del otro.
Preciosa casa en el valle de Ambroz sacada de un cuento con un encanto especial,el trato especial y cuidadoso de su dueña Margeli hace que sus instalaciones sean de capricho
Una luna de miel maravillosa con nuestro hijito de dos años y mi perro!Muy agradable Magaly,nos regalo hasta huevos caseros.Todo cuidado hasta el ultimo detalle.FELICIDADES.
Todas las cosas bonitas que digamos se quedan cortas.
Desde que te vas acercando al pueblo ya sabes que será un viaje especial por sus paisajes, pero cuando llegas a la casa y ves el encanto que tiene sabes que has elegido la mejor de las opciones. Es una casa en la que se cuidan mucho los detalles.
Y merece la pena sólo por conocer a Magaly que es un sol de chica, súper atenta en todo momento y detallista como ella sola.
Como sugerencias: visitar Granadilla y Hervás, comer en la Perejila (Casas del Monte) y en el Casino (Aldeanueva)...
Una casa rural de las mejores que hemos estado, muy acogedora entera de piedra y madera, muy equipada y bien alojada en la montaña. El trato magnifico el que nos a dado la casera. Resumiendo una casa con encanto para repetir.
Mejor imposible! La casa super bonita, con la estructura antigua pero renovado, con mucho gusto y muy funcional. Cada detalle está pensado y encuentras todo preparado a la llegada. El pueblo tiene mucho encanto y hay luchas cosas que ver en los alrededores. Lo mejor sin duda el trato, la chica estuvo super pendiente de todo e incluso nos recogió y nos llevó al pueblo dónde pasaba el bus ya que íbamos sin coche.