Hace unos 10 años que encontré este hotel rural y me encantó el sentirme como en casa, con una paz que se siente nada más traspasar la puerta de entrada. Kiko y Montse desde el minuto uno te tratan como de la familia y siempre es un placer pasar un rato de charla tranquila con ellos. La casa es un pequeño rinconcito de calma y relax
y a mi parecer súper bonita y acogedora.
Deseando poder repetir un año más.
y a mi parecer súper bonita y acogedora.
Deseando poder repetir un año más.