La casa es preciosa, tal cual sale en las fotos. El enclave es idílico y la atención de Carmen y su marido es perfecta. Nos han recibido con un detalle de bienvenida (bizcocho casero) que estaba riquísimo. La cama es súper cómoda y en general te sientes como en casa. Nuestra perrita Susdal ha sido muy bien recibida, y como hemos comentado con ella, da gusto que reciban con los brazos abiertos a las mascotas y los dueños educados. Además hemos tenido muchísima suerte con el tiempo y era de postal ver el río cómo pasa justo enfrente de la casa. Repetiríamos sin duda. Un abrazo muy fuerte para Carmen y su familia. Todo de 10