Fuimos seis amigas y estuvimos ocho días que nos supieron a poco. La casa perfecta, nueva y limpísima; el entorno tranquilo y muy bucólico. Las vistas por las mañanas desde la ventana de mi habitación, para una murciana como yo, de ensueño. La temperatura ideal y solo nos chispeó la última tarde.
¿Qué más se puede pedir? Pues una propietaria como Rosa que nos recibió con una gran sonrisa, unos huevos frescos y un bizcocho casero buenísimo.
¡¡¡Deseando volver!!!!
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