nuestra estancia fue una reunión familiar después de dos años sin vernos, estando repartidos entre Bélgica, España y Sur África. no pudo ser más adecuada la casa para tantos momentos de alegría, convivencia, y amor. disfrutamos todos los días de tenis, hasta mi madre de 72 años estuvo todos los días en la pista, con sus hijas o con sus nietos. el ping pong nos gustó mucho también. la casa está super equipada y el anfitrión cuidó de los más pequeños detalles, para que todos tuvieramos unas vacaciones inolvidables. muchas gracias Miguel !